Hoy… mañana…, el estrés
viene y golpea.
No te
escondas, a todos nos alcanza; hazle frente y véncelo.
Si te
agarra muy fuerte, resiste con coraje ahora, que ya “escampará”.
Más
tarde cederá y tú habrás triunfado.
Porque, si cedes tú, el estrés puede destruir tu
integridad física, mental y moral, dañando tu salud irremediablemente.
-Ante
el estrés el organismo responde “luchando o huyendo”, movilizándose los
sistemas:
a)
Nervioso, provocando adrenalina y
noradrenalina, aumentando la FC y desviando sangre al músculo.
b) Endocrino, las G. suprarrenales liberan
cortisol en la sangre (eje SHP), aportando glucosa.
-En
emergencias breves el organismo moviliza energía para la actividad
muscular. Pasada la emergencia se repondrán los niveles y todo seguirá igual en
tu organismo.
-En
emergencias duraderas, los costes en salud son comparables a un rápido
envejecimiento.
-
A corto plazo el sistema inmunológico mejora. Al prolongarse,
empeora.
-La
estimulación prolongada o muy repetida daña los mecanismos de retroacción,
perjudicando la salud. El frecuente aporte de cortisol pierde eficacia y su
antagonista, la insulina, pierde capacidad para almacenar energía. Los “sucesos
de la vida” (divorcio, cambio forzoso de empleo, procesamiento criminal), son
desencadenantes de estrés.
-El
efecto del estrés crónico es la “carga
aloestática”: Presión alta, resistencia a la insulina, obesidad, cortisol
elevado. Consecuentemente: enfermedades cardiovasculares, cáncer, infección,
deterioro mental. Los ácidos grasos liberados, no consumidos, incrementan los
depósitos de colesterol.
-El
estrés favorece la formación de coágulos: el fibrinógeno, factor coagulante,
responde así al aumento de adrenalina.
Resumen de Las desigualdades perjudican, Jerarquías, salud y evolución humana. Wilkinson, Richard. Editorial Crítica, año 2001.
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